
Lamentar lo que pasó, lo que pasa, y lo que pasará, es mi vida en este momento, rodeada de cosas por las que agradecer, sin embargo un escritor necesita de la nostalgia como a la droga para hacer vivir las palabras y transformarlas en sentimientos, es por eso que duele, duele aceptar el y hasta sacrifica, en pocos días mas se cumplen dos años desde que termine con ese hombre, años inundados de soledad y un vacío en mi corazón, es hora de llenar ese vacío, he estado pensando que quizás debo buscar otro tipo de amor, quizás mi Otra Parte no exista, y no es que ose a pensar que soy un ángel y por eso debo seguir el camino espiritual, sino que suponiendo que lo de la Otra Parte es verdad, puede pasar que esté tan lejos que nunca la encuentre, puede que sea un poeta romántico, un físico loco, un misionero, no lo sé pero este vacío debo llenarlo. Mis noches hace mucho que no tienen estrellas, hace mucho el sol brilla pero solo tengo ojos para la luna, que se esconde de mi en un intento de que la ame. Perdida en la tristeza, en lagos de lamento, solo Dios es mi compañero... hay tantas noches que te recuerdo, hay tantos momentos en los que te amo, tantas horas en que me doy cuenta que no tengo a nadie mas que a ti, que la vida me quitó las esperanzas de volver a ser aquella Princesa, volver a volar en aquella alfombra mágica en la cual me llenaste de amor. Quiero volver a ser Princesa, quiero un Príncipe Azul, no perfecto, solo que me acompañe a volar, pero no, también puedo encontrar la felicidad en dar la vida por los demás, en entregarme por completo a un amor distinto, un amor travieso, infantil, desconocido, un amor en Cristo, que sé que me hará feliz, de un forma diferente, pero feliz...
La tinta se descongela, la punta se vuelve frágil, y las venas se envenenan de dolor.
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